Si trabajás en una oficina, hay ciertas cosas con las que convivís todos los días: el viaje largo e incómodo en transporte público, sentarte en la misma silla en la que te sentás hace años, ver las mismas caras todas las mañanas. Hay gente a la que esta rutina le encanta porque le genera seguridad y estabilidad, pero hay otros que lo único que hacen es sufrir pensando en cómo liberarse de esa cárcel. Si sos de los segundos, puede ser que el trabajo freelance sea el cambio que estás buscando. En esta nota te ayudamos a que la idea de trabajar por tu cuenta deje de ser solo un deseo y se transforme en tu realidad.
No todo lo que brilla es oro
Lo que menos queremos es pincharte el globo, pero nos parece necesario un poco de honestidad. La idea que solemos tener del trabajo freelance se aleja bastante de la realidad. Si pensás que trabajar por tu cuenta es hacer lo que quieras, cuando quieras y sin jefe, tenemos que decirte que viviste engañado toda tu vida. El freelance es, ante todo, un trabajo, por lo tanto, tenés obligaciones con las que cumplir. Fechas de entrega, reuniones de las que no podés escapar y un cliente detrás de todo lo que hacés, diciéndote qué es lo que quiere y que, a fin de cuentas, es quien te paga. Dicho esto, podemos pasar a la parte linda: si trabajás freelance tenés más control sobre qué hacer con tu tiempo, podés elegir para quien trabajar, decidir en qué trabajar y hacerlo desde cualquier parte del mundo. Incluso, si no tenés ganas de salir, podes hacerlo en pijama y desde tu casa. Para un día de lluvia, eso suena muy tentador, ¿no?
El primer paso
Uno de los principales problemas del trabajo freelance es que quienes quieren hacerlo, creen que el primer paso es dejar el empleo estable, quedarse en casa y esperar a que llegue el trabajo. Bueno, lamentamos traerte nuevamente malas noticias: no es así. Por eso, es realmente importante que antes de renunciar generes una red de contactos y posibles clientes. ¿Cómo hacerlo? Primero, informá a todos los que conozcas sobre cuál es tu proyecto. Y cuando te decimos que le avises a todos, es a todos. Nunca sabés en dónde puede existir un potencial cliente. Llamalos o enviales un mail, explicándoles que vas a dejar tu trabajo en tal fecha y que a partir de ahí vas a manejarte por tu cuenta. Sé preciso en qué es lo que podés ofrecer, qué es lo que te diferencia y mostrate abierto a ser parte de proyectos. Sí, incluso aunque todavía tengas un trabajo de 8 hs en una oficina. Es importante que ganes experiencia, contactos y referencias. Y eso, solo se consigue trabajando. A veces, sobre todo cuando estás empezando, puede servir que trabajes para gente que no puede pagarte, pero que sabés que te lo van a retribuir en recomendaciones a otros. Además, vos generás material propio para mostrarle a futuros clientes.
Trabajá en vos como tu propia marca
Cuando ofrecés tu servicio freelance, en realidad estás vendiéndote a vos mismo. Vos sos tu propia empresa, con lo cual tenés que crear una especie de manual de marca sobre vos y sobre tu trabajo. Una vez que tengas bien definido qué es lo que querés comunicar, cuáles son tus intereses y qué es lo que querés que el otro vea de vos, utilizá las redes sociales. Es fundamental que tengas un usuario de LinkedIn, uno de Facebook y, si hacés algo que tenga que ver con la imagen o que se pueda apreciar a través de ella, una cuenta en Instagram. También podés crear un blog en donde subas contenido interesante para tus potenciales clientes, hacer videos tutoriales que tengan que ver con tu área de interés, hacer infografías que expliquen algunas nociones que estén relacionadas a tu tarea, etc. Todo lo que se te ocurra que pueda llamar la atención de tus potenciales clientes es bienvenido, siempre y cuando respetes los límites de tu “manual de marca”.
Conectate con quien te está buscando
Tu red de contactos es fundamental para empezar a activar el circuito de posibles clientes pero no siempre es suficiente. Por suerte, existen algunas páginas de internet en las que confluyen el deseo de quienes quieren contratar un servicio y la disponibilidad de los profesionales expertos en el tema. Si bien siempre tenés que estar en movimiento para encontrar clientes, estos sitios son una herramienta muy útil que no podés ignorar. Dos de los más conocidos son Freelancer y Workana. En ambos tenés que generarte un perfil en el que mostrás tus habilidades y los clientes, del mercado local e internacional, te encontrarán según lo que estén buscando.
Reglas claras
Una vez que ya conseguiste tus primeros clientes estables, es importante que respetes algunas reglas para poder llevar de la mejor manera tu vida profesional. Para empezar, establecé tus horas de trabajo. Está bueno saber cuándo tenés que ponerte a trabajar y en qué momento vas a cortar. Por supuesto que tus horarios van a ser mucho más flexibles que si estuvieras en una oficina. Lo mejor de ser freelancer es que si no estás inspirado o tenés un plan que no querés perderte, podés tomarte el día y reacomodar tu trabajo para hacerlo en otro momento.
Por otro lado, y en relación al cliente, dejá siempre en claro qué es lo que estás dispuesto a hacer, cuáles son los tiempos previstos y qué es lo que no incluye tu presupuesto. Si hay cosas que no querés hacer, comunicáselo al cliente y, en última instancia, aclarale cuánto más cobrarías por hacerlo. Siempre es recomendable firmar un contrato en donde todo esto quede plasmado, así después no hay posibilidad de malos entendidos.
Cuánto y cómo cobrar
Cuando estamos recién empezando, solemos creer que tenemos que cobrar menos de lo se paga en el mercado. Si bien en algunas circunstancias esto podría ser útil para que te conozcan y recomienden, siempre es importante que hagas valer tu trabajo. Los precios tienen que ser convenientes para el cliente pero también para vos. Acordate que, de ahora en más, dependés de vos mismo y de tu trabajo, así que si cobrás poco, va a ser difícil pagar el alquiler, la tarjeta y los gastos corrientes mensuales. En este sentido, te recomendamos que siempre cobres el 50% de adelanto para asegurarte de que no vas a trabajar gratis. Imaginate dedicarle muchas horas a un proyecto y después no recibir ni un peso a cambio. Además de ser muy frustrante, pone en jaque tu economía.
En cuanto a cómo cobrar, el aliado por excelencia del freelancer es PayPal. El mundo de internet es infinito y gracias a él, muchas veces vas a encontrarte con que tenés clientes que viven en la otra punta del mundo. El servicio de PayPal te permite recibir tus pagos desde cualquier parte del planeta, sin importar la moneda, de forma rápida y segura. Cuenta con prevención de fraudes, control de transacciones y la tecnología más avanzada que mantiene las operaciones protegidas de principio a fin. Una vez que cobraste, vas a poder transferirlos directamente a tu cuenta bancaria, pagar a proveedores o gastarlo en sitios que acepten PayPal.
Esperamos que estos consejos te sirvan para que te animes a abandonar ese trabajo que te aburre y que empieces a hacer lo que amás. Si le ponés ganas, te contactás con gente y no saltás etapas, ¡tu trabajo freelance estará destinado a ser todo un éxito!