¿Estás cobrando bien por tu trabajo?

Cuando empezamos a trabajar como freelancers, no sabemos cuánto cuesta nuestro trabajo. Por eso, muchas veces ponemos precio a lo que hacemos según cómo nos caiga nuestro potencial cliente o cuán cerca esté el vencimiento del resumen de la tarjeta de crédito.  Al principio es lógico que no te conozcas trabajando independientemente ,es decir, cuánto tiempo tardás en hacer tal cosa o todo lo que dejás de hacer por entregar un proyecto. Pero con un poco de experiencia, es necesario que seas consciente de lo que hacés y que, en base a eso, calcules cuánto cobrar. ¡Te dejamos algunos tips que pueden ayudar a organizarte!

 

Conocé el mercado
Es esencial que investigues cuánto cobran los que están haciendo lo mismo que vos. Por supuesto que todo depende de cuánta experiencia tengas y cuáles son tus talentos, pero te sirve como referencia para tener un punto de partida.

Por otro lado, existen páginas en donde se publican tarifarios de algunas actividades relacionadas con el diseño y la programación, que son las más explotadas por los freelancers.   Tanto en http://tarifario.org, como en http://www.cdcv.org.ar/html5/tarifario.php, vas a encontrar los precios según  las distintas tareas, divididas por el tipo de cliente para el que trabajarías. Obviamente no podés cobrarle lo mismo a una empresa de más de 70 empleados que a una pyme o una ong.

 

Calculá según tu situación particular
Si bien tenés que tener algunas referencias de cuánto cobran otros, es importante que calcules el precio de tu trabajo según tus necesidades, tu estilo de vida, tus habilidades y tu experiencia.
Como siempre te dijimos, es fundamental para tu vida que tengas un control de tus gastos. En base a eso vas a poder calcular cuánto necesitás cobrar. Incluí los costos de transporte si el proyecto requiere que te muevas de acá para allá. También pensá en todo lo que no estás haciendo para poder realizar ese trabajo. Contemplá si tenés otras propuestas… cuando aumenta la demanda,aumenta el precio.

Por supuesto que si estás recién empezando, no podés pretender cobrar lo mismo que alguien que está en el mercado hace más de 20 años, por más que lo que tengas para ofrecer sea totalmente innovador. Si tenés suerte, algún cliente va a apreciar tu talento y va a pagarte lo que merecés, sin importar hace cuánto trabajás, pero no podés tomarlo como una regla.

Empezá con precios no muy elevados. Si en el futuro crees que tu trabajo está realmente bien hecho y es posible que alguien pague más por él, entonces ahí pensarás en aumentar tu tarifa.

 

¿Precio por hora o por proyecto?
Algunos freelancers prefieren cobrar por hora, porque se aseguran que cubrirán todo el tiempo que se le dedique al proyecto. En este caso, se le envía al cliente un estimado de horas necesarias para entregar el trabajo y un desglose de qué se hará en cada una de ellas. El resultado será un precio final aproximado, abierto a cambios.  

Este forma de cobro genera bastante inseguridad en los clientes porque no pueden saber a ciencia cierta cuánto terminarán pagando si se presentan dificultades que lleven tiempo resolver.

Como si lo anterior fuera poco, no incentiva la productividad. Si se pueden agregar horas al presupuesto, es probable que se tarde más en tomar algunas decisiones que, en otro contexto, se tomarían sin pensarlo demasiado.

Por todo esto es que te sugerimos que cobres por proyecto. Además de generar confianza en el cliente que conoce cuánto va a pagar, te obliga a negociar tiempos de entrega reales y cumplibles.

Por otro lado, si lo que tenés que hacer requiere de conocimiento técnico, que para adquirirlo invertiste mucho tiempo de tu vida, y la tarea te lleva poco tiempo, si cobrás por horas, es probable que no te resulte suficiente.

 

Consultá cuál es el presupuesto
Si bien es probable que el cliente no te diga la cifra exacta que piensa gastar, es importante que por lo menos te diga un número estimado. Si el presupuesto se acerca a lo que vos pretendías cobrar, podés hacer un mínimo descuento para generar un nuevo cliente al que después, en próximos trabajos, podrás cobrarle lo que creas conveniente.

En este mismo sentido, muchas veces nos ofrecen trabajar gratis o por muy poco dinero. Nunca recomendamos que esta sea una opción porque es tu trabajo, tu medio de vida, con lo que pagás el alquiler y las cuotas del auto. No se puede vivir del aire.

Sin embargo, sobre todo cuando se trata de trabajos para ongs o para instituciones sin fines de lucro, los proyectos pueden ser muy interesantes y sumarte experiencia.

Analizá conscientemente qué rédito futuro vas a poder sacarle a ese trabajo, tanto como para poder exhibirlo ante potenciales clientes como por una simple satisfacción personal. Si crees que vale la pena, podés pensar en trabajar en esas condiciones. Si considerás que los beneficios no son lo suficientemente atractivos, es momento de decir que no.

Si aceptás, te recomendamos igualmente que no descuides a quienes te pagan. Después de todo, son ellos los que te permiten seguir trabajando de manera freelance.

Llegar a tu tarifa ideal te va a llevar un tiempo. Necesitás conocerte como freelancer, tus tiempos y cuánto vas a querer trabajar. Con un poco de experiencia y aplicando los consejos que te brindamos, seguramente acortes el camino y pronto estarás cobrando esa cifra que entusiasme a los clientes y que, a la vez, te permita vivir cómodamente.

 

 

¿Te gustó la nota?

Seguinos en Facebook, Twitter, LinkedIn y Youtube