Vivir viajando es posible

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Estás todo el año planeando tus vacaciones, dedicás muchas horas de tu semana pensándote a vos recorriendo una montaña o una playa, quizás una ciudad o un pueblo en medio de la nada. Y, de repente, casi sin que te des cuenta, pasaron esos 15 maravillosos días y tenés que volver a trabajar. Entonces, ahí, en ese momento, se viene la pregunta: ¿por qué no podré vivir viajando? Y nosotros, desde acá, te decimos que es posible. Claro que no es para todos, que es una vida distinta a la que conocés hasta ahora, pero si tenés en cuenta lo que dejarías de lado y te sigue gustando la idea, lo único que te falta es tomar la decisión y hacerlo.

 

¿De qué voy a vivir?

Es la primera pregunta que se le viene a la cabeza a cualquiera que esté pensando en darse una vuelta por el mundo.
Algunos ahorran y viajan todo lo que ese dinero les permite. Otros van consiguiendo trabajo en cada lugar al que llegan y así se bancan el viaje hacía el siguiente destino. Esas son variantes disponibles, desde siempre, para cualquiera.
Lo bueno de esta era es que llevando nuestra computadora y consiguiendo conexión a internet, ¡el acceso al mundo laboral es mucho más amplio!

 

Cambiá de lugar pero no de trabajo

Una de las opciones es seguir con el trabajo que ya tenés pero de forma remota. Para eso, tenés que convencer a tu actual jefe. ¡Reunite con él! Con probar no perdés nada. Eso sí, tenés que llegar a la reunión bien preparado. Presentale un proyecto en donde contemples soluciones a posibles contingencias, mostrale que es algo que realmente se puede llevar a cabo, pensá en cómo asegurarle que vas a cumplir con fechas de entrega y cuál va a ser el método para mantener siempre una comunicación fluída.

 

Vida nueva, trabajo nuevo

Si tu jefe es implacable o si quizás no te interesa seguir con tu antiguo trabajo, pensá en una buena estrategia freelance que no solo te convenza a vos, sino a quienes puedan contratarte. Importantísimo: poné esa estrategia a prueba. Fijate cuántos buscan lo que vas a ofrecer, cómo lo ofrecen otros que ya lo hacen, qué podés agregarle vos y cómo tu realidad de nómade digital puede serle beneficioso a tu servicio.
Unos meses antes de irte, anotate en páginas de trabajo freelance, presentá algún proyecto y si te eligen, llevalo a cabo. Es imprescindible que ya conozcas la dinámica del trabajo freelance y que, además, te conozcas a vos mismo trabajando por tu cuenta y con tus tiempos. Así, cuando estés en medio de la playa buscando trabajo, ya sabés más o menos por dónde encarar y cómo hacerlo.

Algunas de las plataformas a las que podés recurrir son: Workana, Freelancer , Infojobs y Vivilia 

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¿Qué puedo hacer?

Pensar en trabajar freelance es fácil si tenés una profesión para la que solamente necesitas una computadora como el diseño gráfico o el desarrollo web. De hecho, hace algunas semanas escribimos sobre ellas en esta nota .

Si no es tu caso, buscá alternativas de las que puedas sacar provecho: algún conocimiento, habilidad o hobbie que puedas transformarlo en trabajo remoto o algo que puedas ofrecer por el simple hecho de estar viajando.

Te tiramos algunas ideas para que las tengas en cuenta. Pensá que para muchas de estas actividades, quizás tenés un don natural que todavía no descubriste. Si no es así, con práctica, seguramente puedas desarrollarla.

Fotografía: además de las plataformas de trabajo freelance, en la que siempre hay mucha oferta, también podés crear tu propio círculo de relaciones que te provean de  laburo. Pensá, por ejemplo, en una agencia de viajes, en algún periodista que necesite imágenes para acompañar sus notas o en los miles de blogs a quienes podés ofrecerle tu servicio.
Obviamente necesitás un conocimiento mínimo, pero existen muchos cursos con los que podés prepararte. Eso sí, importantísimo que sepas usar photoshop.

Redactor de contenidos: la facilidad para la escritura puede ser la llave para conseguir un buen trabajo súper combinable con tu idea de viajar. Blogs, revistas, redes sociales, email marketing son algunas de las opciones de las que podés vivir sin problemas.

Transcriptor: muchas veces necesitan bajar a texto un audio o un video de una conferencia, de una entrevista o de una charla pero, como lleva mucho tiempo, lo tercerizan. Ahí tenés que estar vos con los colmillos bien afilados para tomar esa presa y hacerla tuya. Un trabajo que, además de poder hacerlo desde cualquier parte del mundo, no requiere de ninguna formación o habilidad previa en particular.

Traductor: te envían un texto o un audio y vos lo traducís. Tan sencillo como eso. Por supuesto, es necesario que sepas por lo menos inglés. Si conocés más lenguas, no solo sumás más posibilidades de trabajo, sino que también generás más confianza en el que va a contratarte.

Revendedor online: aprovechá que estás en otros países, recorriendo otras culturas y comprá para revender. Te hacés una tienda on line, cobrás vía PayPal y hacés los envíos.

Escribí tu diario de viaje: mientras viajas, te encontrás con muchas situaciones que te enseñan algo y que te gustaría compartir no solo con tus amigos, sino con un público más grande. Andá haciendo un diario de lo que vivís, de todo lo que estás aprendiendo, de la gente que conociste y que cambió tu vida. Podés crearte un blog y pedirle a la gente que se suscriba. Con un mínimo aporte, vos le asegurás enviarle todas las semanas aventuras y vivencias, haciéndolos viajar un poco. Si lo que escribís es interesante, seguramente haya quienes quieran vivir todas esas experiencias con vos.

Como ves, con un poco de creatividad, preparación y ganas, ser un nómade digital es algo posible. En próximas notas te vamos a estar dando algunos consejos para que, una vez tomada la decisión y con el pasaje en mano, sepas cómo organizarte para disfrutar de nuevos paisajes, culturas y personas sin dejar de cumplir con todas tus responsabilidades.

La vida es corta y hay que disfrutarla, si lo que soñás es vivir de viaje, ¿qué estás esperando? Te dejamos una charla TED muy inspiradora. ¡Animate!

 

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