5 estrategias para motivar a tu equipo de trabajo

Lográ que tus empleados "se pongan la camiseta": las mejores estrategias de motivación

Tener un equipo de trabajo sano, sinérgico y -por sobre todas las cosas- motivado es mucho más que un simple “valor agregado”: será tu gran caballo de batalla para lograr todo lo que te propongas. Suena utópico lograr la felicidad de tu cliente si lo de adentro no luce de la misma forma. Motivar a los tuyos será una tarea tan ardua como necesaria (una pista: no tiene que ver con el dinero). Recordá: empleados felices = clientes felices.

Sé fiel a tus valores

Construir un equipo de trabajo que “se ponga la camiseta” -una frase cliché, pero que en parte refleja lo que se busca en esta etapa- es una tarea que se realiza desde el vamos, desde la construcción. Es lógico que busques armar un equipo capaz, que reúna las aptitudes que creas necesarias, pero hay una pregunta más que no deberás pasar por alto, tan simple como “¿Cuáles son los valores de mi empresa?”.

Nunca descuides los valores, aquellos que, cuando está todo por hacerse, serán los que construirán tu cultura. Que no sean sólo un conjunto de frases elegantes en una cartulina. Si encontrás gente que “de fábrica” sepa honrar tus valores, gran parte del partido estará ganado. No hará falta mucho más, y tu intervención será menor: a mayor alineación entre equipo y valores, tus colaboradores podrán gozar de una mayor autonomía.

Tu primer gran desafío: lejos de salir a “cazar talentos” únicamente, ¿Serás capaz de encontrar a aquellas personitas que lleven consigo el ADN de tu marca?

Los jugadores, en sus puestos correctos

Tu propósito será obtener la mejor versión de ese equipo que con tanto sacrificio lograste armar. Lograr su tope de motivación y productividad (en parte, una cosa lleva a la otra) será una tarea súper minuciosa, y más de una vez te colocará en el lugar de “estratega”: ¿Te creés capaz de ubicar a cada “jugador” en el puesto indicado? ¡Llegó la hora de ponerlo en práctica! Sí, como un equipo de fútbol o el armado de un rompecabezas.

De nada sirve que uno de tus colaboradores se desempeñe en un rol poco acorde a su perfil, y el resultado será igual de caótico si otro empleado, a pesar de su enorme potencial, se limita a tareas aburridas o poco relevantes. Ambos casos serán crónica de un desenlace anunciado: lejos estarás de obtener ese 110% que tanto anhelás para tu equipo.

Cuidá a los miembros de tu equipo como si fueran oro, que de hecho lo son. Cada uno de ellos tiene muchísimo para dar, y te llevarán a lo más alto. Otorgales el protagonismo que merecen, en el puesto que merecen.

Garantizá herramientas

Ofrecé las mejores herramientas, y no precisamente una PC o un software de trabajo (dos cuestiones muy básicas). Nos referimos a otro tipo de herramientas, las únicas capaces de mejorar a tu equipo: ¡Entrená a los tuyos! No existe nada más motivador para un empleado que contar con un espacio en donde aprender y desarrollarse profesionalmente, más aún si es haciendo lo que le gusta.

Todo esto implicará una gran inversión, y no precisamente de dinero, sino de tiempo: sentate junto a los tuyos a revisar sus tareas, proyecto e ideas. Escuchá sus dudas, aspiraciones y descontentos. Transmití conocimiento, y no dudes en reconocer el trabajo bien realizado. Te llevarás una gran sorpresa al darte cuenta que vos también tenés muchísimo para aprender de quienes te rodean.

¿Qué esperás de cada uno de tus empleados? Es muy importante que se los hagas saber. Generar expectativas y fijar metas individuales claras será su mejor “zanahoria” para nunca perder el foco.

Autonomía

No existe el “líder controlador” o, en caso de que exista, no estaríamos hablando de un líder positivo o de un líder inteligente. Buen líder es aquel que sabe dar autonomía, o en todo caso quien sabe generar las condiciones óptimas para que esto suceda. La concordancia entre empleados – valores será fundamental en una empresa, tanto como las capacidades y aptitudes que reúna tu equipo. Lejos de limitarte a restringir, ¡”Dale alas” a tu equipo!

Si estas condiciones están dadas, la libertad será sinónimo de productividad. El contexto contribuirá a que cada empleado pueda brindarse al 110%. Te sorprenderás al encontrarte con un equipo capacitado, motivado y dispuesto a aportar sus ideas. La sinergia, ese concepto que tanto reiteramos pero que tanto cuesta conseguir, estará a la vuelta de la esquina.

Podés empezar a obviar las tediosas reuniones diarias, para darle lugar a otro tipo de interacción: sé claro en las indicatorias y en la delegación de tareas, y luego podés dejar que todo el resto fluya.

Empleados felices = ¡Clientes felices!

El ideal de “cliente feliz”, lejos de ser una frase trillada o una idea aspiracional, tendrá que ser un propósito claro y concreto que atañe a toda la empresa. En la búsqueda por ofrecer la mejor experiencia, “mirarse al espejo” resultará inevitable. Difícilmente podremos pulir lo de afuera si lo de adentro aún no tomó brillo. Ahora sí dejando de lado las metáforas, recordá que todo comienza por la experiencia de tus propios empleados.

“Los clientes nunca amarán una compañía si sus empleados no la aman primero”, dijo alguna vez el escritor y orador Simon Sinek, experto en liderazgo. Tu labor central será motivar a los tuyos y trabajar en crear un clima de trabajo acorde, otro aspecto fundamental. Focalizate en generar las condiciones necesarias para que tus empleados amen tu empresa.

Si el rumbo del barco es claro y sus tripulantes se encuentran motivados y comprometidos con la causa, no habrá motivos para que este no llegue al mejor puerto.

El resultado: un equipo de trabajo sano, productivo, sinérgico y… ¡Clientes que te eligen y te volverían a elegir! ?

Autor: Nicolas Scannone

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